BREVE GUÍA PARA EL DEFENSOR AUTOMÁTICO DEL RELATO OFICIAL (DARO)
¡BIENVENIDO!
Cada vez que compartimos datos, gráficos o estudios que contradicen la narrativa sanitaria oficial —esa que viene empaquetada desde los platós y replicada por el ciudadano obediente con wifi—, aparece una oleada predecible de personas que repiten el mismo guion, las mismas preguntas y los mismos ataques. Como si en lugar de pensar, les hubieran instalado un chatbot con respuestas automáticas desde el Ministerio del Consenso.
Así que, en vez de responder uno por uno a cada indignado espontáneo que exige títulos, reverencias y pruebas que no leerá, hemos decidido condensarlo todo aquí.
Si has llegado hasta aquí porque te mandamos el enlace, eres bienvenido. Si llegaste solo, también: significa que algo en ti se resiste a seguir leyendo los subtítulos del telediario como si fueran teoremas.
Hay un patrón que se repite con una precisión tan quirúrgica como las falacias que lo sostienen: cada vez que publicamos información sobre el declive narrativo de la oficialidad, aparece una especie muy concreta de usuario —vamos a llamarlo «DARO», Defensor Automático del Relato Oficial— que llega corriendo con su escudo de “consenso científico” a lanzar las mismas preguntas, las mismas acusaciones, y la misma falta de lectura crítica.
Querido DARO, este artículo es para ti. Lo escribimos con afecto y con la esperanza de que algún día descubras que defender una narrativa no es lo mismo que entenderla.
🧠 La disonancia cognitiva, ese incómodo ruido que evitas
La disonancia cognitiva es ese fenómeno que ocurre cuando te enfrentas a una información que entra en conflicto con tus creencias fundamentales. ¿Te ha pasado alguna vez leer algo que sabías que era falso, pero luego descubriste que tenía fundamento? Probablemente no… aún.
Quienes más presumen de “seguir la ciencia” suelen ser quienes menos han leído verdadera ciencia cruda e independiente (papers, estadísticas históricas, informes gubernamentales pre-industria farmacéutica…). En vez de eso, consumen ciencia digerida, edulcorada y servida por medios, influencers sanitarios (adoctrinados) o directamente por organismos con conflictos de interés masivos.
Cuéntanos, ¿has revisado los datos que ofrecen los que advierten de que la narrativa no cuenta toda la versión? No nos contestes a nosotros, contéstate a ti mismo y puede que así te des cuenta del primer error.
📉 El gran “secreto”: la mortalidad por enfermedades infecciosas disminuyó mayormente antes de la existencia de las vacunas
Añadimos este punto porque, curiosamente, cada vez que lo mencionamos aparece en masa el coro habitual de «Custodios del Consenso», de DAROS (Defensores Automáticos del Relato Oficial), con sus comentarios previsibles. Suponemos que es una señal de que la información escuece.
Aquí se tambalea una de las piedras angulares de la narrativa, que las vacunas “salvaron a la humanidad”. Los datos históricos son menos obedientes que los tertulianos de televisión. Estamos tan seguros de haber contrastado e investigado lo suficiente sobre ello, que invitamos a cualquiera a mandarnos información contraria y rectificar (si es necesario). Eso sí, siempre y cuando sea alguien que ha buscado todas las fuentes y discernido sobre ello.
Estudios, portales médicos y registros de salud pública en países como EE.UU., Reino Unido, España o Australia (por nombrar solo algunos) muestran que:
- La mortalidad por enfermedades como sarampión, tosferina, difteria o escarlatina (que ni siquiera tiene vacuna) ya había descendido entre un 90% y un 99% antes de la introducción de las vacunas correspondientes. Añadimos gráficos y fuentes oficiales de España.
- Las mejoras en alimentación, higiene, acceso al agua potable, condiciones sociales, condiciones de vida… fueron los verdaderos protagonistas de este descenso. Esto es aceptado por la comunidad científica a la que tanto aluden, aunque no divulgado por los medios.
- El aumento de la esperanza de vida media no está relacionado con las vacunas (estas aparecen o se generalizan a partir de mediados de siglo XX, cuando la mortalidad que causaban esas enfermedades ya era muy baja). Así, las mayores causas de mortalidad en el siglo XX no eran las enfermedades que empezaron a tener vacunas. Los factores que lo hicieron posible son otros, por ejemplo, una clave que permitió el descenso de la mortalidad infantil (y aumento de esperanza de vida media) fue el simple lavado de manos en los partos (Ignaz Philipp Semmelweis, descubrió que desinfectarse las manos antes de tratar a las parturientas disminuía drásticamente las muertes). Busque datos relativos a estas informaciones y reflexione sobre ellos. ¡Se sorprenderá!
Otros ejemplos de fuentes:
- McKinlay & McKinlay (1977), The Questionable Contribution of Medical Measures to the Decline of Mortality in the United States in the Twentieth Century. (La cuestionable contribución de las medidas médicas a la disminución de la mortalidad en los Estados Unidos en el siglo XX).
- Thomas McKeown (1976). The Role of Medicine: Dream, Mirage, or Nemesis? (El papel de la medicina: ¿sueño, espejismo o némesis?) Oxford: Blackwell.
- Archivos oficiales de los CDC, ONS del Reino Unido, y estadísticas del Ministerio de Sanidad español, del Instituto de Salud Carlos III o del archivo histórico de Instituto Nacional de Estadística de España (INE).
- En «Entender duele, pero es la única cura» ofrecemos muchas otras fuentes contrastables. Para datos históricos de mortalidad puedes ver el enlace en: https://porquecallar.es/entender-duele-fuentes/
🔄 Cambiar de tema: especialidad del DARO (Defensor Automático del Relato Oficial)
Cuando estas cifras se presentan, el DARO activa una de sus técnicas favoritas: el cambio de tema.
“¿Tú eres médico?”.
“¿Entonces prefieres que los niños mueran?”.
No, caballero. Prefiero que no mueran ni de enfermedades ni de ignorancia. Si necesitas ser neurocirujano para entender datos del INE, entonces la alfabetización crítica está más enferma que el sistema inmunológico de quienes se inyectan sin cuestionar.
¿Por qué NUNCA ofrecen contraargumentos válidos? Si estamos equivocados alguien tiene que aportar datos que refuten esta hipótesis. SPOILER: No los encontrará.
➡️ Proyección psicológica: el clásico de los clásicos
Quienes tachan a otros de “conspiranoicos” suelen ser los que más se aferran a teorías que nunca han verificado por sí mismos: como que las farmacéuticas están interesadas en nuestra salud y son las únicas salvadoras de la humanidad, que los medios de comunicación informan sin sesgos, o que el “consenso científico” equivale a verdad incuestionable. ¿Crees que es casualidad que los mismos que poseen y dominan farmacéuticas sean los que poseen y dominan los medios de comunicación y las agencias reguladoras?
Ya es sabido que estos guardianes del dogma no suelen conocer lo que defienden. No han leído estudios primarios, no han revisado informes de farmacovigilancia, ni han analizado datos oficiales. Su fe no se basa en conocimiento, sino en autoridad.
🧩 ¿De qué te sirve tener estudios si no sabes usarlos?
La paradoja más triste es la del «titulado indignado»: alguien que ha pasado por la academia, pero no por el pensamiento crítico. Cree que su diploma valida todo lo que diga, aunque nunca haya contrastado una sola fuente primaria en su vida. Ha sido entrenado para repetir, no para discernir. No es fácil salir del engaño, pero es muy necesario.
😴 La falacia de autoridad y el culto al experto
“Si tantos médicos lo dicen, será verdad”. Otro argumento parecido.
¿Sabes cuánto tiempo dedican a estudiar las vacunas en la carrera de medicina? ¿Sabes lo que les enseñan? ¿Sabes como amplían o actualizan sus conocimientos? Abre este melón si quieres entender el motivo por el que la mayoría de médicos o sanitarios están tan engañados como usted mismo —o como nosotros antes de cuestionar e investigar lo que no nos cuentan—. Adelantamos que posiblemente esta parte es de las más duras de asimilar.
❓ ¿Por qué reaccionan así los que no saben debatir?
Esta pregunta es clave. ¿Por qué los más agresivos contra quienes opinan distinto suelen ser los que menos capacidad tienen de sostener un debate sensato?
1. Porque su ego está atado a sus ideas
Cuando una creencia se vuelve identidad (“yo soy pro-ciencia”), cualquier cuestionamiento se siente como una amenaza personal. Por eso responden con el ego, no con argumentos.
2. Porque no han aprendido pensamiento crítico
Han pasado por el sistema educativo, pero no por el arte de razonar. Saben repetir, no saben contrastar. Enfrentarse a datos incómodos los deja sin herramientas, y entonces atacan.
3. Porque necesitan pertenecer
Pensar diferente implica riesgo social. Atacar al disidente es una forma de reafirmar su pertenencia al grupo. El rebaño se cuida desde dentro, expulsando al que cuestiona.
4. Porque son autoritarios sin saberlo
Muchos defensores del “consenso” actúan con mentalidad autoritaria. No quieren debatir, quieren imponer. No buscan comprender, sino censurar lo que les incomoda.
5. Porque creen ser intelectualmente superiores
Quienes se creen moral e intelectualmente por encima, rara vez bajan al barro del argumento. Su superioridad es tan frágil que cualquier idea contraria los desequilibra. Y por eso atacan.
6. Porque les da pereza pensar
Investigar por uno mismo requiere esfuerzo. Repetir frases de tertulia o titulares de medios es mucho más cómodo. Esa pereza intelectual se disfraza de escepticismo “racional”.
Conclusión: Quien no tiene argumentos, tiene adjetivos. Si tu única respuesta es “negacionista” o “anticiencia”, es posible que estés defendiendo un dogma… y lo que es peor, que ni siquiera lo sepas.
🧠 Para terminar: ¿de verdad quieres ser libre?
Este artículo no busca convencerte. Si has llegado hasta aquí y estás molesto, quizás sea la señal de que algo dentro de ti quiere salirse del rebaño. O no. Algunos prefieren el confort de la obediencia al vértigo del pensamiento propio.
Si alguna vez decides mirar los datos por ti mismo, no será para darnos la razón. Será para devolvértela a ti.
📎 ¿Y ahora qué?
La próxima vez que alguien pregunte si “eres médico”, o si tienes pruebas de lo que dices, simplemente enviaremos este enlace. Lo demás es tarea pendiente de quien aún confunde autoridad con verdad.
Nos vemos en la próxima crisis narrativa.

«Entender duele, pero es la única cura» es mucho más que un libro. Es una investigación única que no te puedes perder si crees que hay motivos para cuestionar la narrativa oficial.